Chiste 0326 - La religiosa y la atea
- El Gringo
- Mar 31, 2020
- 1 min read
Todos los días, una mujer religiosa inmediatamente después de levantarse abría su puerta de entrada en la terraza y gritaba: "Alabado sea el Señor". Esto enfurecía a su vecina atea que siempre le contestaba "No hay Señor".
Una mañana la vecina atea escuchó a su vecina rezando por comida, pensando que sería gracioso, fue y le compró todo tipo de comestibles y los dejó enfrente de su puerta. A la mañana siguiente, la mujer religiosa gritó: "¡Alabado sea el Señor, quien me dio esta comida!".
La vecina se rió tan fuerte que apenas pudo pronunciar las palabras gritando "No era el Señor, era yo".
La mujer sin una pausa, gritó, "¡Alabado sea el Señor por no sólo darme comida sino por hacer que la atea pagara por ella!"
Comments