Chiste 0285 - El Papa y el rabino

Hace unos siglos, el Papa decidió que todos los judíos deberían de salir de Italia. Naturalmente, había un gran alboroto entre la comunidad judía. Para ser justo, el Papa acordó tener un debate religioso con un rabino seleccionado por la comunidad judía. Si el rabino ganara, los judíos podrían quedarse. Si el Papa ganara, los judíos se irían.

Los judíos se dieron cuenta de que no tenían otra opción. Entonces escogieron a un sabio rabino para representarlos, pero pidieron que se cumpliera una condición. Como el rabino no hablaba italiano ni latín y el Papa no hablaba hebreo ni yiddish, ninguno podía hablar. El Papa y el rabino necesitarían utilizar solo gestos con las manos. El Papa estuvo de acuerdo.

El día del gran debate llegó. El rabino y el Papa se sentaron uno frente al otro durante un minuto antes de que el Papa levantara la mano y mostrara tres dedos. El Rabino lo miró y levantó un dedo.

El Papa alzó sus dedos e hizo un circulo alrededor de su cabeza.. El Rabino señaló al suelo donde estaba sentado.

El Papa sacó una oblea y una copa de vino. El rabino sacó una manzana.

El Papa se puso de pie y dijo: "Me rindo. Este rabino es demasiado inteligente. Los judíos pueden quedarse."

Una hora después, los cardenales rodearon al Papa y le preguntaron qué había sucedido.

El Papa dijo: "Primero levanté tres dedos para representar a la Trinidad. El rabino respondió levantando un dedo para recordarme que todavía había un Dios común en nuestras dos religiones. Segundo, agité mi dedo para mostrarle que Dios estaba a nuestro alrededor. Él respondió señalando al suelo y mostrando que Dios también estaba aquí con nosotros. Tercero, saqué el vino y la oblea para mostrar que Dios nos absuelve de nuestros pecados. El rabino sacó una manzana para recordarme el pecado original. Tenía una respuesta para todo. ¿Qué podía hacer?"

Mientras tanto, la comunidad judía se había acercado alrededor del rabino. "¿Que pasó?" ellos preguntaron.

El rabino les dijo: "Primero el Papa me dijo que los judíos tenían tres días para salir de allí. Le dije que ni siquiera uno de nosotros se va a salir. Segundo, me dijo que todo este país quedaría libre de judíos. Le dije que vamos a quedarnos aquí."

"¿Y entonces?" le preguntó una mujer.

"No lo sé", les dijo el rabino. "Sacó su almuerzo y yo saqué el mío,"