Chiste 0162 - El Papa
- El Gringo
- Mar 27, 2020
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larga, negra, conducida por su chófer regular. Por razones de seguridad, otros vehículos viajaban con la limusina del papa y en ese día la limusina viajaba atrás de los otros vehículos.
Mientras viajaba, el Papa estaba aburrido y cansado por el largo viaje. Él dio un golpecito al El Papa
Durante una visita en América, el Papa viajaba a lo largo de una autopista en una limusina larga, negra, conducida por su chófer regular. Por razones de seguridad, otros vehículos viajaban con la limusina del papa y en ese día la limusina viajaba atrás de los otros vehículos.
Mientras viajaba, el Papa estaba aburrido y cansado por el largo viaje. Él dio un golpecito al vidrio que lo separa de su chófer. El chófer bajó el vidrio y el Papa le pidió un favor. El Papa quería que el chófer le dejara manejar la limusina por un rato. Nunca antes en su vida había manejado el Papa.
Al principio el chófer no estaba de acuerdo y lo discutió con el Papa. Eventualmente, sin embargo, el chófer decidió permitir al Papa manejar el vehículo. El chófer paró la limusina a lado de la autopista y ellos cambiaron lugares.
Después de una breve explicación de su chófer sobre cómo funciona el vehículo, el Papa encendió el motor y regresó a la autopista. Él aceleró a una velocidad extrema. Él pasó rápidamente una cartelera ocultando un carro de policía. Por supuesto, la policía encendió sus sirenas y empezó perseguir al carro. El chófer del Papa estaba aterrorizado de que él se encontraría en serios problemas porque había aceptado la idea del Papa. Él explicó rápidamente al Papa que debía parar al lado de la autopista. Lo hizo y la policía llegó.
El policía bajo y regordete salió de su vehículo y caminó a la ventana delantera de la limusina. La ventana eléctrica se deslizó hacia abajo silenciosamente y el policía vio quien manejaba. Estaba muy sorprendido. Corrió hacia atrás a su carro y encendió el radio de policía y pidió hablar con el director.
"¿Qué quiere, Herrera?" dijo la voz en el radio.
"Señor, ahora mismo he parado a alguien por exceso de velocidad. Él es una persona muy importante. No sé qué hacer" contestó el policía.
El jefe le preguntó "¿No es el alcalde otra vez es él?"
El policía le contestó "No, ¡más importante que eso!"
El jefe hizo una pausa y le preguntó "No es el Comisionado del distrito es él?"
"¡No, mucho más importante que eso!" respondió el policía.
"¿Es el Presidente?" le preguntó el jefe.
"¡No, más importante que eso!" contestó el policía.
"Por favor, dígame quien es" exigió el jefe.
El policía trató de explicar "No sé, pero tiene al Papa como un chófer!"
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