Una señora estaba caminando por la calle cuando se le acercó una mujer desaliñada, pidiéndole dinero. La señora sacó un billete de veinte dólares de su bolso y le preguntó: "si le doy este dinero, ¿lo gastará en chocolate?"
“No sea usted ridícula”, le respondió la mendiga. "¿Le parece que no tengo nada mejor en qué gastar el dinero?"
"¿Lo usará para ir de compras?" le preguntó la mujer.
“No”, le respondió la mendiga. "¿No entiende usted que necesito dinero sólo para seguir con vida?"
“¿Lo gastará en su cabello?” le preguntó la señora.
Ocultando lo molesta que era la serie de preguntas, la mendiga respondió: “No, sólo necesito dinero para la comida.
La señora le dijo: “En ese caso, no quiero simplemente darle dinero. Me gustaría que usted comiera conmigo y mi esposo esta noche”.
"¿Por qué?" le preguntó la mendiga.
La dama le respondió: “Creo que es importante para él ver cómo se ve una dama después de dejar el chocolate, ir de compras, y las citas de peluquería.